Las personas que padecen un trastorno de la conducta alimentaria a menudo tienen una idea de sí mismas muy deficiente y hacen de la comida su gran obsesión y problema, usándola para conseguir una imagen de ellas idealizada y normalmente no saludable. El trabajo en terapia se centra en el fomento del autocuidado de la persona, el cambio de creencias, el fomento de la flexibilidad mental, el autocuidado del cuerpo y técnicas de relajación, autocontrol y mindfulness.